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sábado, 18 de enero de 2025

HENRY MANCINI - THE MANCINI TOUCH (1960)


EMG 18.1.25

El impacto ejercido por la música de Henry Mancini, especialmente en el período entre finales de la década de los cincuenta y primeros sesenta, resulta difícil de calibrar atendiendo sólo a las cifras de ventas de sus discos, al éxito obtenido por sus bandas sonoras tanto en el cine como en la televisión, a su presencia en los medios de comunicación, a los premios recibidos o al interés que su persona despertaba cada vez que asistía al estreno de una película y a la presentación de un nuevo disco. El fenómeno Mancini fue mucho más allá, y prueba fehaciente de ello es el hecho de que, a punto de comenzar el segundo cuarto del siglo veintiuno, los ecos de sus triunfos aún resuenan con fuerza en muchos lugares, de manera muy notoria entre los aficionados a la buena música que saben apreciar el alcance de la profunda renovación experimentada en aquellos años por el jazz y el pop orquestal de la mano de Henry Mancini.

Situémonos en 1960, año en qué se publicó el disco que ahora presentamos, “The Mancini Touch”, en versiones mono y estéreo, esta última dentro de la serie “Living Stereo” que el sello RCA haría famosa y cuyo renombre aún perdura, hasta el punto de ser hoy muy buscada por audiófilos y coleccionistas. Henry Mancini alcanzaba poco antes enormes cotas de popularidad gracias a haber compuesto la banda sonora de la serie televisiva Peter Gunn, creada por Blake Edwards, con quien mantendría una larga e intensa relación profesional. Seguramente no serán muchos los que recuerden esta serie detectivesca, sin embargo habrá bastantes que sean capaces de identificar el tema principal de la misma. Incluso los menos aficionados a la música orquestal de esa época tendrán presente en la memoria la soberbia versión en tiempo de rock realizada años después por Emerson, Lake and Palmer.

Al hilo del éxito sin precedentes de la banda sonora de la serie, publicada en el disco “The Music from Peter Gunn” (LPM-1956 y LSP-1956) y su secuela, aparecida al poco tiempo, “More Music from Peter Gunn” (LPM-2040 y LSP-2040), RCA lanzó este “The Mancini Touch”, un LP donde encontramos ya muy asentado el sonido característico que el genio de Cleveland irá desarrollando y perfeccionado más adelante hasta alcanzar su cénit con tres de las mejores bandas sonoras de la historia del cine. Nos referimos, por supuesto, a las de “Breakfast at Tiffany’s” (1961), “Hatari” (1962) y “The Pink Panther” (1964). Un sonido fundamentado en instrumentación y arreglos de jazz, pero también de ritmos procedentes de otras músicas, como los provenientes de Sudamérica o del continente africano, estos últimos también llevados al terreno del pop orquestal por ese otro genio de la música que fue Bert Kaempfert. Los arreglos, impecables, convierten a este disco en un prodigio de pulcritud asociada a un imparable dinamismo que hace del jazz un territorio amigable para las grandes audiencias sin por ello perder un ápice de autenticidad, de genuino gusto por la improvisación ni de la naturalidad intrínseca a las mejores creaciones de este género musical. La instrumentación, por su parte, es excelente, contando con un plantel de músicos de máximo nivel entre los que se cuentan figuras de la talla de Shelly Manne o Bob Bain. Todos ellos están fabulosos bajo la batuta de Mancini, destacando en temas como el clásico “Bijou”, obra de Ralph Burns, precursor aquí de “Baby Elephant Walk”; “Like Young”, escrito por André Previn, o en el standard “Trav’lin’ Light”, que Trummy Young y Jimmy Mundy compusieron para Billie Holliday. El propio Mancini es autor de varios temas, como los fantásticos “A Cool Shade of Blue” y “Free and Easy”.

Por todo ello, “The Mancini Touch” ha de ser considerado como un álbum muy representativo de la música del compositor norteamericano, al tiempo que uno de sus mejores trabajos pues, como decíamos, sienta las bases del indefinible pero claramente identificable sonido con el que Henry Mancini llegó a un público deseoso de escuchar ese “toque” especial que a lo largo de su dilatada carrera acompañaría siempre a sus composiciones.

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martes, 23 de enero de 2024

BERT KAEMPFERT - A SWINGIN’ SAFARI (1962)


EMG 23/1/24

La renovación de la música pop en los Estados Unidos era ya un hecho a finales de los cincuenta, cuando todavía en el viejo continente el grueso de las orquestas de música popular, con excepción de aquellas que incursionaban en el jazz, continuaban fieles al sonido de cuerdas, ancladas en ritmos y melodías que hundían sus raíces en el siglo XIX y concediendo escasa importancia a la sección rítmica así como a las armonías creadas a través de la superposición y contraposición de instrumentos de viento. Ni que decir tiene que la incorporación de instrumentos con amplificación eléctrica era considerado como algo impropio de cualquier conjunto orquestal que se preciase, poco menos que meras novelties destinadas a impresionar a ese nuevo público musical surgido de los programas del incipiente medio de comunicación que todavía era la televisión, muy desarrollada al otro lado del atlántico pero aún en mantillas en la mayoría de los países europeos, a excepción quizá del Reino Unido, donde la BBC siempre destacó por su compromiso con la música y el desarrollo tecnológico.

Así, Mantovani, Melachrino, 101 Strings y otras orquestas de cuerda de menor entidad constituían en Europa el núcleo dominante del género que más tarde será denominado con el apelativo un tanto difuso -y, hasta hace no mucho, despectivo- de easy listening. Sin embargo, una nueva generación de músicos comenzaría a aparecer con el cambio de década. Compositores, directores, productores y arreglistas abiertos a nuevos ritmos y a nuevas melodías, que incorporaron técnicas de estudio innovadoras, músicos, por ejemplo, como George Martin, el “quinto Beatle”, sin el cual el éxito inigualable de los “Fab Four” nunca se hubiera producido. Es el caso, asimismo, del artista que hoy presentamos, el compositor, director de orquesta y multi-instrumentista alemán Bert Kaempfert, precursor del jazz en Europa y conocido universalmente por ser el autor de uno de los temas de mayor éxito de la historia. Nos referimos, claro está, a “Strangers in the Night”, canción interpretada primero por Ivo Robić que alcanzaría en 1966 el número uno de las listas mundiales gracias a la voz de Frank Sinatra. En su trabajo como productor para la casa alemana Polydor, Kaempfert fue el responsable de contratar a los Beatles para ser el grupo que acompañase a Tony Sheridan en su álbum de 1962 “My Bonnie”. El resto de la historia es bien conocida por todos: un cliente se acercó a la tienda que un tal Brian Epstein regentaba en Liverpool solicitando una copia del disco y Epstein, que se quedó con la copla, no pararía hasta descubrirlos y ayudarles a lograr lo que finalmente fueron. Volviendo al tema que nos ocupa, el primer éxito de Kaempfert llegaría en 1960 con el tema “Wonderland by Night”, que no pudo editarse en Europa y tuvo que acabar siéndolo en Estados Unidos, publicado en el sello Decca. El solo de trompeta de la canción contribuyó a captar la atención del público y convirtió a Kaempfert y su orquesta en un fenómeno musical. Después vendrían muchos más éxitos como “Spanish Eyes”, entre cuyos principales intérpretes están Al Martino y Wayne Newton, o “L-O-V-E”, a cargo de Nat King Cole.

Hoy traemos a “El Baratillo” uno de los trabajos más logrados de Bert Kaempfert, el disco de larga duración “A Swingin’ Safari”, de 1962, cuyo tema homónimo fue utilizado durante años en el programa de televisión de la NBC “The Match Game” en version ejecutada por Billy Vaughn y su orquesta. Lo que hace especial a este álbum es el hecho de estar inspirado en ritmos y melodías sudafricanas fuertemente impregnadas de elementos jazzísticos, de ahí el término swingin’ que figura en el título. La destacada presencia de la trompeta y de otros instrumentos de viento-metal, junto con una sección rítmica parcialmente electrificada constituyen aspectos diferenciales de un disco que, ya lo señalábamos antes, bebe en fuentes de inspiración africana, como en el caso del famosísimo tema “Wimoweh”, interpretado en 1952 por The Weavers, aunque la mayor parte del material tiene a Kaempfert como su autor principal. En definitiva, un álbum cuya importancia desde el punto de vista de la historia de la música pop es innegable, tanto por su valor artístico como por sus cualidades sonoras, y que por ello merece ocupar un lugar destacado en las estanterías de todo buen aficionado a la música orquestal y al easy listening.



No queremos terminar sin destacar el hecho de que el álbum no tardaría en aparecer en nuestro país, en 1963, justo al año siguiente de su publicación en Estados Unidos, donde se distribuyó bajo el título de “That Happy Feeling” (Decca), incluyendo una canción, “Sunday in Madrid” que no figuraría en las ediciones europeas, incluida la española, en que sería sustituida por el tema “Afrikaan Beat”. La calidad de la grabación es realmente muy buena, con una dinámica y un detalle sobresalientes, tanto en la versión estéreo (nuestra copia es un prensaje alemán con la “galleta” roja, lo que indica una reedición de mediados de los sesenta) como mono (correspondiente, en nuestro caso, a la primera tirada española).