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martes, 23 de enero de 2024

BERT KAEMPFERT - A SWINGIN’ SAFARI (1962)


EMG 23/1/24

La renovación de la música pop en los Estados Unidos era ya un hecho a finales de los cincuenta, cuando todavía en el viejo continente el grueso de las orquestas de música popular, con excepción de aquellas que incursionaban en el jazz, continuaban fieles al sonido de cuerdas, ancladas en ritmos y melodías que hundían sus raíces en el siglo XIX y concediendo escasa importancia a la sección rítmica así como a las armonías creadas a través de la superposición y contraposición de instrumentos de viento. Ni que decir tiene que la incorporación de instrumentos con amplificación eléctrica era considerado como algo impropio de cualquier conjunto orquestal que se preciase, poco menos que meras novelties destinadas a impresionar a ese nuevo público musical surgido de los programas del incipiente medio de comunicación que todavía era la televisión, muy desarrollada al otro lado del atlántico pero aún en mantillas en la mayoría de los países europeos, a excepción quizá del Reino Unido, donde la BBC siempre destacó por su compromiso con la música y el desarrollo tecnológico.

Así, Mantovani, Melachrino, 101 Strings y otras orquestas de cuerda de menor entidad constituían en Europa el núcleo dominante del género que más tarde será denominado con el apelativo un tanto difuso -y, hasta hace no mucho, despectivo- de easy listening. Sin embargo, una nueva generación de músicos comenzaría a aparecer con el cambio de década. Compositores, directores, productores y arreglistas abiertos a nuevos ritmos y a nuevas melodías, que incorporaron técnicas de estudio innovadoras, músicos, por ejemplo, como George Martin, el “quinto Beatle”, sin el cual el éxito inigualable de los “Fab Four” nunca se hubiera producido. Es el caso, asimismo, del artista que hoy presentamos, el compositor, director de orquesta y multi-instrumentista alemán Bert Kaempfert, precursor del jazz en Europa y conocido universalmente por ser el autor de uno de los temas de mayor éxito de la historia. Nos referimos, claro está, a “Strangers in the Night”, canción interpretada primero por Ivo Robić que alcanzaría en 1966 el número uno de las listas mundiales gracias a la voz de Frank Sinatra. En su trabajo como productor para la casa alemana Polydor, Kaempfert fue el responsable de contratar a los Beatles para ser el grupo que acompañase a Tony Sheridan en su álbum de 1962 “My Bonnie”. El resto de la historia es bien conocida por todos: un cliente se acercó a la tienda que un tal Brian Epstein regentaba en Liverpool solicitando una copia del disco y Epstein, que se quedó con la copla, no pararía hasta descubrirlos y ayudarles a lograr lo que finalmente fueron. Volviendo al tema que nos ocupa, el primer éxito de Kaempfert llegaría en 1960 con el tema “Wonderland by Night”, que no pudo editarse en Europa y tuvo que acabar siéndolo en Estados Unidos, publicado en el sello Decca. El solo de trompeta de la canción contribuyó a captar la atención del público y convirtió a Kaempfert y su orquesta en un fenómeno musical. Después vendrían muchos más éxitos como “Spanish Eyes”, entre cuyos principales intérpretes están Al Martino y Wayne Newton, o “L-O-V-E”, a cargo de Nat King Cole.

Hoy traemos a “El Baratillo” uno de los trabajos más logrados de Bert Kaempfert, el disco de larga duración “A Swingin’ Safari”, de 1962, cuyo tema homónimo fue utilizado durante años en el programa de televisión de la NBC “The Match Game” en version ejecutada por Billy Vaughn y su orquesta. Lo que hace especial a este álbum es el hecho de estar inspirado en ritmos y melodías sudafricanas fuertemente impregnadas de elementos jazzísticos, de ahí el término swingin’ que figura en el título. La destacada presencia de la trompeta y de otros instrumentos de viento-metal, junto con una sección rítmica parcialmente electrificada constituyen aspectos diferenciales de un disco que, ya lo señalábamos antes, bebe en fuentes de inspiración africana, como en el caso del famosísimo tema “Wimoweh”, interpretado en 1952 por The Weavers, aunque la mayor parte del material tiene a Kaempfert como su autor principal. En definitiva, un álbum cuya importancia desde el punto de vista de la historia de la música pop es innegable, tanto por su valor artístico como por sus cualidades sonoras, y que por ello merece ocupar un lugar destacado en las estanterías de todo buen aficionado a la música orquestal y al easy listening.



No queremos terminar sin destacar el hecho de que el álbum no tardaría en aparecer en nuestro país, en 1963, justo al año siguiente de su publicación en Estados Unidos, donde se distribuyó bajo el título de “That Happy Feeling” (Decca), incluyendo una canción, “Sunday in Madrid” que no figuraría en las ediciones europeas, incluida la española, en que sería sustituida por el tema “Afrikaan Beat”. La calidad de la grabación es realmente muy buena, con una dinámica y un detalle sobresalientes, tanto en la versión estéreo (nuestra copia es un prensaje alemán con la “galleta” roja, lo que indica una reedición de mediados de los sesenta) como mono (correspondiente, en nuestro caso, a la primera tirada española).


miércoles, 17 de enero de 2024

THE MUSIC MAN O.S. (1962)



EMG 17/1/24

“Ya got trouble, folks, right here in River City”… Así anuncia el pícaro Harold Hill (Robert Preston) a los habitantes de la imaginaria -pero en el fondo muy real- localidad de River City, todos los males que acechan a la juventud a causa de la instalación de una nueva pool table en la sala de billar del pueblo. La historia de este simpático estafador prosigue con la creación de una marching band de jóvenes sin otro objeto que el de sacarles los cuartos a sus progenitores a cambio de las teóricas enseñanzas musicales del “profesor” Hill, que tendrán por objeto apartarles del vicio y mantenerles en el recto camino. Después vendrá el surgimiento del amor entre éste y la joven Marian Paroo (Shirley Jones), bibliotecaria e instructora de piano, el descubrimiento de su engaño, su persecución y, por último, su definitiva redención gracias al concurso de los chicos de River City, que en la escena final llegan desfilando con su banda, un disonante conjunto cuya deficiente interpretación no impide que los padres queden encantados con lo que el falso músico ha conseguido obtener de sus adorados vástagos.


La banda sonora que hoy presentamos corresponde a la película, basada en el musical de Broadway de 1957, “The Music Man”, con música y letra de Meredith Wilson, cuyo cartel está encabezado por Robert Preston y Barbara Cook. Sin lugar a dudas el mejor y más famoso de sus trabajos , el papel de Robert Preston en “The Music Man” le ha servido para pasar tanto a la historia del musical como a la del cine, de manera particular por su interpretación del tema “Ya got Trouble”, verdadero reto para los cantantes y actores que después de él se han acercado a la partitura. Un cantante, Robert Preston, cuya maestría en la vocalización, la perfección de sus inflexiones, su sentido musical y su ritmo interpretativo en “Ya got Trouble” no han podido ni probablemente podrán ser nunca igualados. La mejor forma de comprobar lo que digo es escucharlo, de manera que hoy he preparado un vídeo con la reproducción completa de los 3’53” que dura el tema dentro del disco de larga duración que contiene la banda sonora original de la película.


Si escuchar a Robert Preston pasando de la declamación al canto con pasmosa facilidad, todo ello adornado con la elegancia de su impecable interpretación, es uno de los privilegios que nos concede el registro fonográfico, no lo es menos el poder contemplar su actuación, así como la del fabuloso elenco de actores de reparto, en la propia película, dirigida y producida por Morton DaCosta. Por ello acompaño también el vídeo con la escena en que interpreta ese extraordinario tema que es “Ya got Trouble”.


El éxito de Robert Preston en el musical de Broadway tuvo su prolongación en el film, para el que Jack Warner, presidente de los estudios, hubiera preferido sin embargo a una estrella de Hollywood como cabeza de cartel. Se sabe que el papel fue ofrecido primero a James Cagney y a Bing Crosby, siendo rechazado por ambos. También se le propuso a Cary Grant, quien parece ser que dijo: “nadie puede hacerlo mejor que Robert Preston”, añadiendo que no iría a ver la película a menos que este la protagonizase. Por último, Jack Warner se lo ofreció a Frank Sinatra, pero Meredith Wilson hizo uso de su facultad de aprobación previa de los actores, amenazando con cancelar la película si Preston no encabezaba el reparto. Afortunadamente para todos nosotros, el papel fue reservado a aquel que mejor podía hacerlo, ocupando desde entonces un lugar de privilegio en la historia de la música y del cine del siglo XX.