EMG 9/1/24
Suelo ser reacio a comentar álbumes que, por distintas razones, han pasado a formar parte de la historia de la música moderna ya que, por un lado, casi todo está dicho sobre ellos y, por otro, la experiencia me dicta que expresar opiniones en torno a sus bondades o defectos es con frecuencia motivo suficiente para desencadenar polémicas que personalmente me aburren y, por lo tanto, no busco ni deseo. Como quiera que el reducido pero selecto grupo de seguidores de El Baratillo tienden a ser personas amables y desenfadadas que consideran la música como un entretenimiento, en mayor o menor medida apasionado o intensivo, pero siempre entendido como una forma de diversión, una excusa para pasar el rato o un medio de escapar a los pesares de la vida cotidiana, me decido pues a echar un cuarto a espadas y abordar desde mi perspectiva propia el que es disco señero de la banda inglesa The Moody Blues y referencia insoslayable en cualquier colección de rock psicodélico.
Sin lugar a dudas uno de los álbumes más conocidos por el público en general, y de los que más vueltas ha dado en mi tocadiscos desde que lo tuve por primera vez en mis manos, es este “In Search of the Lost Chord”, tercer LP en la discografía de The Moody Blues y digno sucesor del que es considerado por muchos el disco que dio carta de naturaleza al rock sinfónico. Nos referimos, claro está, a “Days of Future Passed”, concebido junto con otros cinco álbumes como producto de demostración para el lanzamiento por parte de la compañía británica Decca de la subsidiaria Deram, sello inicialmente destinado a ser el vehículo a través del cual comercializar grabaciones en estéreo de alta calidad de música pop y rock contemporánea. Sin embargo, un tanto sobre la marcha, Decca decidió al poco tiempo hacer frente a los lanzamientos de otras compañías que estaban apareciendo en el ámbito del rock psicodélico y de lo que más tarde sería calificado como rock progresivo mediante la presentación, en noviembre de 1967, de “Days of Future Passed”, un álbum conceptual en el que se integran, o mas bien se entreveran, temas de rock y pasajes de música orquestal para ofrecer el resultado que conocemos: uno de los hitos fundacionales del prog rock.
Hechas estas breves pero pertinentes observaciones sobre su egregio antecesor, del que hablaremos si es posible en otro momento, vayamos al grano y hagamos un recorrido por este “In Search of the Lost Chord” al que, vaya por delante, considero un trabajo igual, si no mejor, que “Days of Future Passed”. Si en éste último los Moodys estuvieron acompañados por la London Festival Orchestra, dirigida por Peter Knight, conjunto que hacía en Decca las funciones de orquesta de la casa, en “In Search of the Lost Chord”, lanzado en julio de 1968, todos los instrumentos -que son cerca de treinta- suenan por mano de los propios miembros del grupo. En lo que respecta a los temas abordados a lo largo del disco, estos giran en torno al amor, al conocimiento, a la trascendencia y a la exploración personal, conformando, con ayuda de la música y de los instrumentos utilizados, un tapiz lisérgico que no obstante resulta por completo amable para el oído poco habituado a lidiar con el caos y la desmesura que suele caracterizar a la grey psicodélica y a sus creaciones. Aunque no presenta un claro hilo conductor, el disco se muestra en extremo equilibrado, hasta el punto de que estilos tan distintos como el de John Lodge (fantástico su “Ride my See-Saw”, grandioso en “House of Four Doors”) y el de Justin Hayward (“Voices in the Sky”, “Visions of Paradise”, “The Actor”) se combinan armónicamente, creando un espacio sonoro coherente, en cuya cima se encuentran los seis minutos y cuarenta segundos que dura esa obra maestra de la música moderna que es “Legend of a Mind”, cuyo autor es Ray Thomas, quien nos dejó hace unos años, aunque espero siga viajando con su admirado Timothy Leary por esos maravillosos paraísos de la mente que tan bien supo describir. No puedo dejar tampoco de mencionar las contribuciones del teclista Mike Pinder y del batería Graeme Edge, el primero como autor de un tema clásico de la psicodelia como es “The Best Way to Travel” y el segundo como responsable, entre otros, del poema “Departure”, con el que se abre la cara uno del disco.
“In Search of the Lost Chord” ha de ser considerada, pues, obra integral aunque formada -como hemos visto- por un mosaico de temas de distinta factura y autoría, con la que The Moody Blues alcanzaron una temprana madurez sonora que encontraría su prolongación en los trabajos que el grupo irá desgranando en años subsiguientes. Una fértil producción que, a mi juicio, tan solo en contadas ocasiones (particularmente en el disco que le sucederá, “On the Threshold of a Dream”, publicado en abril de 1969) volverá a estar a la altura de lo conseguido en “Days of Future Passed” y, por supuesto, de la que constituye su más refinada obra, este “In Search of the Lost Chord”, creación única que documenta de manera extraordinaria el espíritu de una época, al tiempo que añade su firma al acta constitutiva de ese movimiento musical irrepetible que fue la psicodelia británica de finales de los sesenta.







