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jueves, 3 de octubre de 2024

PETER FRAMPTON - WIND OF CHANGE (1972)



EMG 3.10.24

Todavía los gigantes del rock caminaban sobre la tierra cuando en mayo de 1972 apareció en el Reino Unido “Wind of Change”, primer trabajo en solitario de Peter Frampton quien por entonces, con solo veintiún años, ya había asombrado a propios y extraños tras su paso por The Herd y Humble Pie, banda esta última que acababa de abandonar para proseguir su carrera individualmente. Una decisión que, con la perspectiva que da el paso de los años, no deja de antojársenos valiente y arriesgada, a pesar de gozar de la ventaja de conocer que terminaría estando coronada por un éxito sin precedentes, éxito que llegaría a su cénit con “Frampton Comes Alive!”, un álbum cuya estatura histórica no vamos ahora a descubrir a los buenos aficionados al rock que tienen la gentileza de dedicar su valioso tiempo a visitar El Baratillo.

Nos situamos pues en los comienzos de Peter Frampton como artista “en solitario”, hasta cierto punto una forma de hablar si se tiene en cuenta que en “Wind of Change” al multinstrumentista británico se suma la colaboración de artistas de la categoría de Ringo Starr, Klaus Voorman o Billy Preston. Pero lo cierto es que Frampton no se conformó solo con dar un salto hacia adelante al decidir abandonar Humble Pie sino que tomó asimismo la decisión de convertirse en compositor, letrista, productor e intérprete de muchos de los instrumentos en la práctica totalidad de los temas incluidos en su opera prima. El resultado es asombroso. No hay un solo apartado de los mencionados (incluida la producción) en el que “Wind of Change” no destaque de manera superlativa. Huelga decir que el manejo tanto de las guitarras acústicas como de las eléctricas, unido a su magnífica voz, son la guinda en el pastel de un LP que convence por igual en los números de perfil más duro como en los temas mas reposados, que ciertamente son pocos. Es tal la calidad del álbum que no me atrevo siquiera a destacar ninguno de ellos porque todos son realmente excelentes. Por poner quizá alguna objeción, mencionaría el resultado de conjunto del único tema que Frampton versiona, “Jumping Jack Flash” de los Rolling Stones, cuyos arreglos, orientados a transformar la canción en un número de hard rock, se muestran por momentos un tanto forzados. Necesario es mencionar, en el apartado contrario, el fantástico trabajo realizado en “It’s a Plain Shame”, tema que aparecerá más tarde en el legendario “Frampton Comes Alive!” y que aquí puede saborearse en una excelente grabación de estudio.

En suma, un álbum este “Wind of Change” con el que Peter Frampton dio inicio a su carrera como artista en solitario y que puede reclamar con justicia un lugar de privilegio dentro de su discografía.

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viernes, 24 de noviembre de 2023

AMERICA - HOMECOMING (1972)



EMG 24/11/23

Repetir lo irrepetible, recrear los mejores momentos de la vida, disfrutar de las grandes obras en retrospectiva, volver… volver… una y otra vez a beber en las cristalinas fuentes del pasado, es placer reservado a quienes adoptan la vía contemplativa y que, como Fray Luis, procuran a menudo huir del “mundanal ruido” para admirar la “música de las esferas”, entregándose por completo al disfrute de esos paraísos artificiales que constituyen la imagen y el sonido grabados, para siempre detenidos en el tiempo.

Protagonista de esa delectable actividad es hoy el segundo álbum, publicado en 1972, del grupo America, o lo que es lo mismo, el trío formado por Gerry Beckley, Dewey Bunnell y Dan Peek, más tarde reducido a simple dúo tras abandonar la banda el último de ellos en 1977. Para muchos el mejor de sus álbumes a pesar de contener un solo “top ten”, el ya clásico “Ventura Highway”, lo cierto es que “Homecoming” presenta quizá una mayor homogeneidad y calidad de conjunto que el exitoso LP con que debutaron el año anterior (autotitulado “America”, aunque más conocido como “A Horse with no Name”, por incluir entre sus cortes, en su edición norteamericana y subsiguientes, el tema número uno con el que saltaron a la fama). Las elegantes armonías vocales, los brillantes arreglos y la excelente instrumentación persisten en este “Homecoming” que, por su tono general muy redondeado, su ritmo intenso pero contenido y su evidente deriva melódica hacen sin duda que merezca ser incluido en el elenco de las más conseguidas manifestaciones del estilo que, años después, recibirá  para la posteridad la etiqueta de soft rock.

De la confianza que Warner Bros. tenía en el potencial de ventas del nuevo trabajo de America da fe el lujoso envoltorio en que se presentó este “Homecoming”. No hay que olvidar, es cierto, que estamos en los años cumbre del LP, momento en que el formato de las doce pulgadas reinaba sin discusión en el mercado musical, de modo que las compañías discográficas solían echar el resto en los grandes lanzamientos. Portadas abiertas, troquelados, posters, fotografías, leaflets, juegos y otros extras se sumaban al álbum y al disco propiamente dichos para aumentar el valor del producto. En este caso, se trata de un álbum desplegable en tres hojas, con una soberbia fotografía del grupo en el interior y una composición en el tríptico exterior que nos muestra a los tres miembros de la banda superpuestos a un paisaje crepuscular, evocador de los atardeceres del desierto americano, en cuyo horizonte se perfilan los edificios de una gran ciudad. Un detalle que no ha escapado a mi atención es la silueta que se recorta en la parte derecha de la fotografía, en la que parece verse un hombre a caballo, armado con una lanza y en posición que hace pensar en el amargo regreso de un caballero tras una derrota en el campo de batalla. Efectivamente, se trata del nativo americano representado en la escultura “End of the Trail”, de James Earl Fraser, localizada desde hace años en un parque de Visalia, California, y de la que existen varias réplicas por todo el país. Lo que hace aún más curiosa la inclusión de esta referencia iconográfica en la carpeta de “Homecoming” es el hecho de haber aparecido un año antes, en 1971, bajo la forma de obra pictórica, en la portada del álbum de los Beach Boys “Surf’s Up”, un disco magnífico, obra del inagotable genio creador de Brian Wilson, del que oportunamente hablaremos en El Baratillo cuando vuelva a aparecer girando en nuestro tocadiscos.