Como solo ocurre en las grandes ocasiones, director y orquesta concurren felizmente para dar lugar a una interpretación que destaca por su consistencia general, pero que bordea la genialidad en el tercer movimiento, en que, tras la medida contención exigida por los dos primeros, sorprende al espectador con una vigorosa exhibición de los que para mí es uno de los grandes valores beethovenianos, a saber: la confirmación de que la música es capaz de expresar ideas y sentimientos en una misma proporción. No puedo ocultar que la séptima suena en mis altavoces tantas veces o más que las cuatro grandes.
Hasta aquí lo bueno de este disco. Desgraciadamente, hay un aspecto muy negativo en la grabación que desluce el trabajo realizado por el maestro berlinés y la excelente orquesta que dirigió para la ocasión. La calidad sonora de la misma es deplorable. Y cuando la califico de tal, no me estoy refiriendo a su relativamente escaso dinamismo, ni a su pobreza tímbrica, sino a falta total de ambiente, de realismo, provocada por el bajo volumen de la toma y el empaste artificial del sonido tras la producción.
¡En qué estuvieron pensando los jefes de la DG durante años! Baste como ejemplo el último ciclo de las sinfonías grabado por Karajan, del que los aficionados huyen como de la peste... La prueba final de lo que digo la tenemos en la relativamente reciente edición en CD de la Quinta y la Séptima por Kleiber, donde se puede comprobar el trabajo de remasterización realizado para mejorar un poco la horrible situación de partida. En definitiva, una grabación de gran interés por la calidad del director y de los intérpretes, en la que sin embargo habrá que obviar sus grandes deficiencia en materia de calidad sonora.
Pros: Una de las mejores expresiones del entusiasmo que Beethoven sentía por la música, especialmente en el tercer movimiento.
Contras: Estoy por pensar que el horroroso sonido de la Deutsche Grammophon en los setenta, se encargó de reafirmar la escasa inclinación de Kleiber por ver su música recogida en una grabación.
(Beethoven, Sinfonía nº 7, Carlos Kleiber dirigiendo a la Filarmónica de Viena, 1976, DG 25 30 706)
La que para muchos es el mejor trabajo de Kleiber con la Séptima en este video:
