Mostrando entradas con la etiqueta Vitali. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vitali. Mostrar todas las entradas

domingo, 15 de noviembre de 2015

EL FABULOSO GOLPE DE ARCO DE ARTHUR GRUMIAUX

Quienes pertenecemos a la generación que se inició en la música a finales de los setenta vimos cómo la tiranía del estéreo, ya plenamente implantado por entonces, había condenado a la incuria a todos aquellos discos que no llevaran bien escrita en su portada la mención al sistema de dos canales. El "mono" había muerto, el estéreo, muy pronto digital, lo había enterrado sin honores y, con él, yacían sepultados ... ¿para siempre? Los nombres de ilustres pero anticuados intérpretes junto a los de orquestas cuyo antiguo prestigio se había desvanecido por completo y se encontraban ausentes del universo musical. Tan solo Radio Nacional, en alguno de sus excelentes programas, nos recordaba a los más jóvenes que una vez alcanzaron la fama y grabaron hermosos discos pianistas cómo Backhaus, Curzon o Casadesus, que orquestas como la Hallé, la Sinfónica de la Radio de Baviera, la de la Residencia de La Haya o la de los Conciertos Lamoureux, sonaron bajo la batuta de directores de la talla de Sir Malcolm Sargent, Eugen Jochum, Willem van Otterloo o Jean Martinon, por citar sólo a unos pocos.

¡Qué decir de los violinistas! Sólo los más veteranos conservaban en el recuerdo el resonar de los Guarnerius y Stradivarius al paso del arco de los Heifetz, Milstein, Kogan, Stern, Szerying, Francescatti o Schneiderhan y tantos otros que completan una lista de músicos excepcionales. Apenas Oistrakh y Ferras, gracias a las reediciones de la DG, y quizá Menuhin, con las de EMI, nos fueron mostrados en paralelo a los contemporáneos KremerPerlmanShaham Kyung-Wa-Chung.

Luego llegó el CD... y con la música digital los sonidos se volvieron pretendidamente más claros y espectaculares: ya no tendríamos que escuchar nunca más los "clics" de la aguja al pasar por el castigado vinilo... La grabación definitiva (y eterna) había llegado... Pero héte aquí que los melómanos, algo mosqueados ya desde los tiempos del popular, si no populachero, sonido del último Karajan, comienzan a ponerle pegas a la música generada a partir de ceros y unos (fría, impersonal, sin vida, se llega a decir) e inician un regreso a las fuentes analógicas, regreso que, para sorpresa de tantos que nos perdimos los 50 y parte de los 60 en la música, nos condujo al descubrimiento maravilloso de que muchos discos mono y la mayoría de los primeros estéreo escondían verdaderas joyas sonoras llenas de dinamismo y color (de autenticidad musical, en suma) que además nos presentaban a intérpretes y orquestas para nosotros desconocidos que ampliaron notablemente nuestros horizontes musicales, permitiéndonos con ello afinar e, incluso, corregir muchos de los juicios y opiniones que hasta entonces dábamos por definitivos.

Otro día seguiremos con este asunto, controvertido sin duda, del regreso a lo analógico. Sirva esta pequeña introducción para situarnos hoy ante una de esas grabaciones monoaurales cuya extraordinaria calidad, tanto sonora como interpretativa es mayor de lo que uno podría esperar de un disco grabado en Amsterdam en julio de 1956 y publicado en 1957.  En efecto, su dinamismo y claridad, el volumen y la resonancia del Guarneri del Gesù, junto a la elección de un repertorio centrado en los orígenes de las composiciones para violín solista, permiten apreciar plenamente el virtuosismo del violinista belga Arthur Grumiaux (1921-1986), un verdadero prodigio técnico dotado de una sensibilidad extrema que este fabuloso disco Philips Minigroove ayuda a poner de manifiesto en cada uno de los cortes. El timbre excepcional del instrumento, sumado al delicado tono que Grumiaux extrae con su arco de cada nota, hacen que el oyente parezca estar en un concierto en directo. Gracias a su nitidez, resulta sencillo advertir el dominio del vibrato, la facilidad con que Grumiaux ejecuta complejos golpes de arco, la maestría en fin con que el virtuoso belga eleva este difícil repertorio para violín a la categoría de placer musical para cualquier público que se acerque a escucharlas. Entre mis preferidas están la Sonata de Tartini y la "Ciaccona" de Vitali (http://youtu.be/oXWSlv1Gzn4).

Pros: El sonido es de tal calidad que incluso quienes no sean aficionados al violín disfrutarán de este disco.

Contras: Es un disco algo difícil de encontrar en un estado aceptable. No obstante Naxos lo incluye en su catálogo, eso sí, exclusivamente en streaming (http://www.naxos.com/catalogue/item.asp?item_code=9.80482). 

Referencia: TARTINI/CORELLI/VITALI/VERACINI - Arthur Grumiaux (vn) Riccardo Castagnone (pf) (LP 33 1/3 Philips A 00380 L)