EMG 10/1/23
Más o menos en esa época se sitúa el álbum que hoy presentamos, viejo conocido seguramente de algunos de nuestros seguidores y disco fetiche de quien esto escribe desde que lo escuchara por primera vez, con bastante retraso es cierto, allá por 1984. Un trabajo que colocaría a su autor, Chuck Mangione, en los puestos más altos de las listas mundiales y americanas (#6 del Billboard 200 y #4 del Billboard Hot 100 en el caso del single), un músico que para 1977 contaba ya con un amplísimo recorrido profesional, desde los años sesenta en que llegó a formar parte de los “Jazz Messengers” de Art Blakey, junto a su paso por el sello Mercury (del que destacaría el magnífico LP “Land of Make Believe”, de 1973) y su posterior acuerdo con A&M Records donde grabaría varios discos, entre ellos este “Feels so Good”, aparecido el 8 de diciembre de 1977, su obra más reconocida y reconocible por el público, que le proporcionaría fama imperecedera.
El álbum destaca por contener la versión original de “Feels so Good” que alcanza los 9’ 41” y que, como es lógico, fue sensiblemente acortada para su lanzamiento como single en febrero de 1978 (3’ 31”). Se trata de un tema instrumental, como el resto de los que se incluyen en el álbum, que destaca por contar con un instrumento inusual que aporta un sonido característico y distintivo. Se trata del fiscorno (“flügelhorn”), un instrumento de viento metal, similar a la trompeta, que Chuck Mangione ha hecho famoso por usarlo en muchas de sus grabaciones. Entre el elenco de músicos de primer nivel que le acompañan hay que destacar sin duda a dos de ellos. Chris Vadala, responsable de los saxos y de las flautas, que cobran un gran protagonismo a lo largo del disco, muchas veces alternando con el fiscorno de Mangione, y sobre todo Grant Geismann, guitarrista del conjunto, que firma en “Feels so Good” un solo de guitarra por el que ha sido aclamado en numerosas ocasiones y que, por sí solo, hace que escuchar el disco merezca la pena. La composición, los arreglos y la producción estuvieron a cargo del propio Mangione, que consigue una integración de los instrumentos superlativa, al tiempo que superpone con éxito ritmos y estructuras melódicas complejas sin restar un ápice de protagonismo al tema principal. En definitiva, gracias a su tono optimista y a la engañosa simplicidad que transmite, “Feels so Good” tiene la virtud de acercar el mundo del jazz a las grandes audiencias al cruzarlo con el pop, evitando atentar contra sus fundamentos y, por encima de todo, ofreciendo unos sobresalientes niveles de calidad en el producto.


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