No se me ocurre mejor recomendación para disfrutar este fin de semana de un poco de rock que el primer disco de The Marshall Tucker Band, uno de los grupos punteros de rock sureño que, con permiso de los Allman Brothers, pudo presumir durante bastante tiempo de hacer el mejor sonido que podía escucharse en los estados del Sur. Nacen los Marshall Tucker en Spartanburg, Carolina del Sur, bajo la fuerza creativa de su líder Toy Caldwell, pero graban y son producidos en los estudios de la sacrosanta Capricorn Records en Macon, Georgia, lo que les hace ocupar por derecho propio un lugar de privilegio en el panteón de los gigantes del rock sureño.
Este primer trabajo, de título homónimo, roza la perfección tanto compositiva como musical y es clave a la hora de contribuir a la definición y caracterización del sonido más country del rock sureño, el más enraizado con las tradiciones del folclor musical de la raza blanca en esa parte de los Estados Unidos. O, lo que es lo mismo, la música de los Marshall Tucker es el producto de la mezcla de dos tradiciones musicales del Sur más o menos profundo: el blues, de raíz negra, acentuado por el tránsito hacia el rock que se produce desde mediados de los sesenta con la introducción de instrumentos eléctricos y el country, de orígenes blancos, asimismo declinado en forma de tempos, tonos e instrumentación propia del rock. Las canciones de Caldwell, autor de la mayoría de los títulos del álbum, abordan fundamentalmente el tema del amor y de su pérdida, aportando una sensibilidad muy particular de los músicos sureños, alejada del carácter melifluo de la música romántica producida en el norte y enraizada en la existencia de un fatum ligado a la existencia de pasiones desenfrenadas que conducen a un sentimiento hondo, desgarrador, de pérdida, sino de perdición.
Encontramos el epítome de estas ideas y su máxima expresión estética en la que sin duda es una de las mejores canciones del rock sureño (y podría decirse que del rock en todas sus variantes), la suprema "Can't you See", tema que por sí solo justificaría la existencia de los Marshall Tucker, pero que se permite no obstante el lujo de ir acompañado, en su versión original en LP, por otras siete piezas de enorme valor. Todas ellas forman un conjunto homogéneo sobre el que se asentaría el primer repertorio de un grupo que, como se irá viendo con el tiempo, se mostrará más que inclinado a producirse en directo.
Inevitablemente, seguiremos trayendo de cuando en cuando a los Marshall Tucker a estas páginas pues son muchos los discos con que nos regaló la banda de Spartanburg (todavía en activo) hasta su declive, tras la desaparición en accidente de tráfico de Tommy Caldwell, batería del grupo, cofundador y hermano de esa fuerza creativa que fue Toy Caldwell, quien finalmente abandonaría los Marshall Tucker en 1984 para seguir una carrera en solitario que concluiría con su propia muerte en 1993, cuando su corazón decidió detenerse tras años de uso y abuso de la cocaína.
Pros: Álbum de referencia, perfecto para entrar en el mundo del rock sureño por una de sus puertas más anchas.
Contras: Los que quieran ir más allá de Spotify tendrán que trabajar bastante ...es un LP bastante difícil de encontrar.
Puedes escuchar una versión, lamentablemente abreviada, aquí:



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